Así en frío, probablemente no se nos ocurran muchas cosas que hacer con una lata de refresco que acabamos de terminar de beber más allá de estrujarla y tirarla al cubo de reciclaje. La próxima vez, ¿por qué no convertirla en un satélite-lata y lanzar nuestra propia simulación de misión espacial? Al fin y al cabo, el diseño de picosatélites ha pasado a ser cosa de niños.
Estudiantes de la Escuela de Educación Técnica N° 8 “Jorge Newbery” de La Matanza, Buenos Aires, diseñaron un brazo robótico para manipular residuos y materiales peligrosos, y así evitar riesgos para las personas. Se trata del proyecto “Segurobot”.