Hace 87 años fallecía la educadora Clotilde Fernández

Esta maestra, profesora de piano y escritora, considerada pionera de la educación de Misiones, porque tomó la iniciativa de gestionar las primeras escuelas secundarias medias del entonces Territorio Nacional.

Fuente: Diario Primera Edición

Este lunes se cumplen 87 años del fallecimiento de Doña Clotilde Mercedes González de Fernández Ramos, pionera de la educación misionera. Fue impulsora de un movimiento popular que logró a través del Estado nacional la creación de la Escuela Normal en 1909, del Colegio Nacional en 1917, de la Escuela de Artes y Oficios en 1924 y del primer Instituto Musical en 1918, todas en la capital misionera.

Nació el 24 de septiembre de 1880, en Santo Tomé, Corrientes, a unos 130 kilómetros de esta ciudad. Era hija de Zulmira Da Veiga (brasileña) y Juan Gonçalvez (portugués), radicados en la vecina provincia. Su corta vida –era diabética– está llena de hechos que la configuran como una personalidad que se adelantó a su época y que pensando en el futuro de su amada provincia actuó en todos los ámbitos de la cultura. En 1900, la joven contrajo matrimonio con el español, Ildefonso Raimundo Fernández Ramos, con quien tuvo tres hijos. Falleció en Posadas a los 55 años, el 28 de febrero de 1935.

La formación de maestros para Misiones, de bachilleres para la universidad, que serían los futuros profesionales, de oficios para la naciente industria local, sin olvidar la formación artística de la juventud, fueron su preocupación y su lucha constante, en años difíciles y de pocos recursos.

Además, como escritora, dejó varias obras que hoy se pueden encontrar en la Biblioteca Popular Posadas, institución que también la contó entre los primeros antecedentes.

En sus obras expresa que nada se hace bien si no se hace con pasión, por eso ella señalaba que “existe poesía en la acción”.

Luchó por la educación y defendió sus convicciones

Según contaban sus familiares, Doña Clotilde, en su vida familiar, se caracterizaba por “su gran corazón”. Era una mujer buena, sencilla y generosa, que no hacía diferencias sociales ni juzgaba a nadie.

Se destacaba por su humildad, sensibilidad y alegría. Alojaba en su casa de manera gratuita, a parientes o hijos de amigos que residían en el interior de la provincia, y que no podían costearse los estudios. Invitaba a su casa y preparaba gratuitamente a los alumnos que tenían dificultades de aprendizaje, en sus cátedras de historia y geografía. Ofrecía su vivienda para reuniones sociales y prestaba libros de su nutrida biblioteca a los estudiantes o personas que lo necesitaran. Ayudaba a su esposo, Ildefonso, en la corrección y compaginación de sus apuntes, que luego fueron publicados. Amaba profundamente la música clásica y la interpretaba en el piano, casi tanto como a los animales y las plantas, que abundaban en su hogar.

Era el árbitro natural en el ambiente familiar. Amaba la armonía y la paz. Defendía hasta lo indefendible. Por ejemplo, a su hijo Gelio, que cuando era niño, le cortó un lado del bigote a su padre, Don Ildefonso, mientras dormía. Este bigote era de los que se enroscaban tipo espiral, y constituía un gran orgullo para él. Gelio tuvo que estar -según su relato- toda la tarde trepado en un árbol, hasta que su madre -Doña Clotilde- después de interceder mucho por él, logró el perdón paterno.

Hasta sus últimos días siguió luchando por la educación y defendiendo sus convicciones. Una anécdota la pinta de cuerpo entero. Muy poco antes de su muerte y ya deteriorada físicamente, viajó en su automóvil Ford con uno de sus hijos para visitar a su prima, Amelia Perié de Romero, quien era directora de la Escuela Nº 112, en Bañado Grande, y vivía en una casa edificada en una chacra de su propiedad, cercana a la misma. Sus hijos los esperaron en el cerro. Estuvo allí por cuatro días. Llevó un diapasón y pentagramas, y enseñó música al tío Miguel Ángel Romero Perié, que tenía condiciones para ello.

Su pasión por la educación se plasmó en sus realizaciones, en especial, el esfuerzo realizado de 1907 a 1909 para lograr la creación de la Escuela Normal Estados Unidos del Brasil. Siguió con sus estrategias de acción para conseguir en 1917 la apertura del Colegio Nacional de Posadas. Pero faltaba algo más: se ocupó de gestar la Escuela de Artes y Oficios (luego ENET y hoy EPET 1).

Por más mujeres así

En su vida de adulta joven contrajo matrimonio con el escritor, investigador y corresponsal de los periódicos La Nación y La Prensa, el español Ildefonso Raimundo Fernández Ramos, con quien tuvo tres hijos. Durante su vida, Clotilde se desempeñó como maestra y profesora de piano en escuelas primarias y luego como profesora de historia y geografía en las escuelas secundarias de la ciudad, que habían sido impulsadas por ella misma.

Junto a su esposo consiguió traer desde Francia los manuscritos de Aimé Bonpland sobre sus investigaciones realizadas en América, los que fueron traducidos y donados al Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires. En 1906 integró la comisión de la Biblioteca Escolar de la Escuela Nº 1, realizando al mismo tiempo gestiones para conseguir la creación de una Biblioteca Pública, que luego sería conocida como Biblioteca Popular Posadas. También publicó obras referidas a los orígenes de la ciudad de Posadas y una Antología de literatura americana.

Su obra Reseña Histórica de la ciudad de Posadas fue declarada de Interés Municipal por el Concejo Deliberante local, en el marco de los 100 años de la fundación de la Escuela Normal, en el año 2009. Además, fue reeditada.

Escuela Normal: En 1907, González de Fernández comenzó a encargarse de la creación de Escuela Normal, la primera secundaria del Territorio. Para ello sanciona el estatuto de lo que se denominó desde ese entonces como Sociedad Sarmiento, una asociación que tendría esa finalidad. Ese mismo año empieza a recorrer las calles de la ciudad tratando de convencer a los vecinos sobre el proyecto, y recolectando firmas. Consigue un total de 193 adhesiones y envía su petición en forma de telegrama al Presidente de la Nación y al Ministro de Instrucción pública, entre otras autoridades, y a varios diarios de prensa nacionales. Muchos fueron los argumentos presentados, por lo que en 1909, se firmaba en Buenos Aires el decreto de creación de la «Escuela Normal Maestros Rurales» y de otra en Santa Rosa, La Pampa. Sin embargo, al poco tiempo la escuela dejó de denominarse como «rural» —que les permitía a sus egresados obtener un título como maestros de enseñanza sólo en centros urbanos de hasta 3000 habitantes-, y en 1911 comenzaron a dictarse las clases como en una escuela normal común, cambiando consecuentemente su plan de estudios. En los años posteriores, la lucha de González de Fernández consistió en la construcción de un edificio propio y definitivo para la escuela, consiguiendo recién su propósito para 1920 después de varias idas y venidas. Aunque finalmente el edificio se empezó a construir físicamente al menos unos 30 años después.

Colegio Nacional: Desde el año 1913 realizó intensas gestiones ante la visita a Misiones del Inspector General de enseñanza Secundaria y Especial, conformando la comisión “Pro-Colegio Nacional” para la construcción de una nueva escuela. Entrega nuevamente otra solicitud para la creación de una escuela que fue acompañada por las firmas de los vecinos. Finalmente, en 1917, logra crear el Colegio Nacional Nº 48 -actual Colegio Provincial Nº 1 “Martín de Moussy”-.

Escuela de Artes y Oficios: En 1922, con el apoyo de su esposo Raimundo, presentaron ante la directiva de la Asociación del Magisterio y del profesorado de Misiones, la idea de gestionar la fundación de una escuela de oficios. Se nombró a tres miembros para estudiar la iniciativa y trazar un plan de las gestiones que deberían realizarse o presentarse ante los poderes públicos. El entonces ministro Antonio Sagarna, tuvo especial interés en fomentar escuelas de dicha índole formativa, destinando unos 240 mil pesos moneda nacional de su presupuesto para la creación de 24 escuelas en distintas localidades del país, siendo Posadas una de ellas. Al ser un monto insuficiente, Clotilde de Fernández decidió casi de forma unilateral, conformar una cooperativa con ayuda del gobernador Héctor Barreyro, y de la población para la creación de la escuela de Artes y Oficios. Ellos tenían la misión de recaudar fondos para que con el presupuesto del gobierno nacional se solicitara la inmediata apertura de la Escuela. En abril de 1924 se firma el decreto de fundación del establecimiento, y finalmente el 9 de junio de ese mismo año se dan inicio a las clases en la Escuela de Artes y Oficios -posteriormente Escuela Industrial de la Nación, ENET Nº 1 y en la actualidad EPET Nº 1 “UNESCO”-.

 

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1 Respuesta

  1. 9 marzo, 2022

    […] la figura de Clotilde Gonzalez de Fernandez, quien es considerada la piedra basal de los primeros años de la educación en Misiones, la […]